jueves, 13 de enero de 2011

Sangre nuestra: A la memoria de Susana Chávez


Sangre mía,

de alba,

de luna partida,

del silencio.

de roca muerta,

de mujer en cama,

saltando al vacío,

Abierta a la locura.

Sangre clara y definida,

fértil y semilla,

Sangre incomprensible gira,

Sangre liberación de sí misma,

Sangre río de mis cantos,

Mar de mis abismos.

Sangre instante donde nazco adolorida,

Nutrida de mi última presencia.

miércoles, 12 de enero de 2011

CONVOCATORIA: FRENTE VS ASESINADAS EN EDO. DE MÉXICO.


Iniciando la campaña de resistencia en apoyo a YA BASTA DE SANGRE iniciada por el maestro Rius, y a la que pretendemos sumar voces para pugnar por seguridad a las mujeres en el Estado de México, donde nuestro único delito es ser mujeres mexicanas, este delito se paga con sangre y que no cesa un sólo día. El gobierno de Peña Nieto ha demostrado incompetencia, negligencia e intolerencia a las minorías. Con el antecedente de tener un mayor índice de feminicidios en el Estado con respecto a Ciudad Juárez (Francisco Cruz en el libro tierra narca), no tenemos una iniciativa real, independiente del Estado que exija respuesta y seguridad. Hago un atento llamado a que se unan a esta causa y podamos REUNIRNOS ÉSTE 17 DE ENERO A LAS 16 HORAS FRENTE A PALACIO DE GOBIERNO DE TOLUCA para discutir las problemáticas y plantear una estrategia organizada y real. MUCHAS GRACIAS, ELLAS, LAS OTRAS, NOSOTRAS Y LAS DEMÁS ESTAREMOS ETERNAMENTE AGRADECIDAS.
Agradecemos la difusión a este MOVIMIENTO INELUDIBLE.

lunes, 10 de enero de 2011

Pasó el tiempo poetas...


Pasó el tiempo de la omisión, poetas, pasó el tiempo del elogio a la flor, y la poesía con sabor a deguste de las mayorías y las altas clases.

Las calles con perfumes de vientos frescos, fueron privilegio de los clásicos, ahora nos resultan sólo mitos, porque esas calles que todos olvidamos y evadimos, luego de reducirlas a la imagen lírica, siempre estuvieron plagadas de niños con infancias robadas, de mujeres con pómulos hinchados no sólo por sangre, si no por silencios obligados, mujeres perseguidas por el signo de la pugna de Eva, por desobediente e imprudente. Ancianas despojadas de la vejez, como inocencias suprimidas.

Pasó el tiempo de tomarnos en serio nuestra filosofía vital, de sentarnos a debatir si dios vive o muere, para echarnos a correr. Hacer caso a nuestros padres, cuando nos dijeron que callados, nos veíamos más bonitos, poetas, estamos olvidando nuestro oficio, y que los brazos de los que ahora llamamos pueblo como ajeno, son los únicos brazos que nos cobijaron, y resistieron nuestro exilio.

No asistimos a los basureros cuando hablamos de basura, ni agradecimos a la puta que pintamos y nos hizo ser artistas, no nos quemó ni un poco el fuego, para hablar de incendios, no padecimos hambre, para decir que la imaginación y el delirio procedían de ella.

Nos excluimos del llanto y la miseria, argumentando que nuestras sensibilidades innatas de poeta, era demasiado finas para soportar saber del mundo sin metáfora y entonces llevados por el arrebato, terminaríamos arrojándonos a las llamas ¿por qué no lo hicimos? poetas.

También fuimos al banco para comprar tinta vendida, y le llamamos banco, aunque supiéramos que no existía, y que había algo en su fuerza extraña, que aplastaba a los que un día decidieron darnos su soplo último de aliento y pan, para que nuestras letras dieran cuenta de sus voces ya frágiles, para que sus latidos no fueran extirpados con las tierras que más tarde –sabían- robaría el Estado.

Nos acostumbramos a hacer legítimo al presidente al espurio y a su gabinete, y a llevar cambio en los bolsillos para los que también llamamos pobres, con la displicencia que recordábamos de Rosario, la misma del nocturno.

Poetas, estamos olvidando nuestro oficio, estamos olvidando que los ejércitos de juguete de los poderosos, usan balas verdaderas que se explotan en los cuerpos de los inconformes y en las Helenas y los Ulises que pecaron de niños e inocentes. Poetas, no fuimos paridos por distinta estirpe a la del obrero, ni tenemos protección especial. Somos tan falibles e inexactos como la hora a la que el sol se oculta. Pero, poetas, si poetas nos decimos, no podemos ocultarnos en la trinchera de la cobardía-egolatría, en las universidades, cafés, bares… en nuestras comunas y cavernas de intelectuales, esas, que tanto nos han viciado y alejado de la poesía.

Poetas, si poetas nos decimos, no podemos hincarnos, ni podemos golpear la mano que ya nos está dictando que el viento en México huele a pólvora.

domingo, 9 de enero de 2011

Morelia 12:10 (Publicado en Región Mexiquense dic. 2010).


Reflectores puestos en las fiestas navideñas, pausas que colocan puntos finales a los insabores y dolores propios y ajenos, carpetazos, muertes –muchas-, que se reducen a una fría estadística a la que parecemos acostumbrados.

Seguimos creyendo que el confort será el que nos aleje de ser parte del problema, que los gases y las lumbres están lejos, que las granadas y las balas están lejos, aunque nos dejen sordos o atraviesen.

Ante el inocultable Estado de sitio, no podemos desligarnos o evadirnos… Ahora más que nunca debemos reivindicar las miradas y las voces, al igual que los compromisos cotidianos con nuestro momento histórico, como lo hace el Poeta del Caos, y sus letras, preocupadas por el acontecer en Michoacán, México.

Un exhorto explícito a dejar de omitir el análisis, la reflexión y el mismo espanto del que procuran alejarnos los medios y la política.

Una voz fresca pero ácida que devela desde las entrañas, escenas e imágenes que seguro nos suenan familiares.

Vi con horror al levantarme entre la gran nube de humo negro, que todos habían callado definitivamente, como lo habían hecho paulatinamente mientras vivían.

Todos habíamos callado: Estaban los autos frente a la Universidad, el "recinto del saber" que a voces de todos se había vuelto el recinto de "la corrupción, la conveniencia, la indiferencia". Universidad de egos y proyectos truncados por paros que consumen los presupuestos otorgados por el “gobierno del cambio y promulgados a través de los valores del Cardenismo”. Callamos todos, guardamos silencio, ahí, cuando los sindicatos tomaron nuestra Universidad impunemente, cuando el hermano del gobernador de nuestro estado fue mostrado en una grabación haciendo acuerdos con aquellos que asesinaban a los nuestros, al vecino, al prójimo, al próximo, que por miedo convertimos en el anónimo; callamos cuando veíamos a gente fumando marihuana, inhalando cocaína, inyectándose éteres del delirio, consumiendo los ojos que se cerraron para siempre ese día. Pensamos que era inocente, pensamos que a nadie hacíamos daño, subjetividad, elección, libertad, esas banderas se alzaban mientras nosotros les comprábamos las armas a las fuerzas contrarias.; callamos todas las noches, con miedo, cuando oíamos las patrullas pasar, cuando nos enteramos que habían soltado una granada, cuando nos pusimos un cubre bocas aterrados por una epidemia que sólo dejó 145 muertos en todo el país.

Todos habíamos callado, por eso sólo sonaban los ruidos de las balas, por eso ahora sólo aullaban las sirenas de las ambulancias. Callamos y nos hicimos a un lado para dejar espacio a los cadáveres, a los ríos de sangre que ya huelen a tinta negra para los pulgares que votaron por su “democracia” y su “libre partidismo”. Pero eso, ellos, los del Sol amarillo manchado de rojo, los del Pan de los ricos, los de la revolución institucional que nos tapaba los ojos, voltearon nuestras miradas a los televisores, y nos hicieron un circo de vicios y escándalo, de consumo y humo. Pero este humo, negrísimo, como el cañón de un revólver apuntando a nuestras sienes, nos abre los ojos, y vemos que no había Sol, que no había Pan y que los agujeros seguían ahí, donde siempre, como los habían visto siempre nuestros abuelos, tragando migajas, rezando el credo, siguiendo “la bola”: ni justicia, ni tierra, ni libertad.

Habíamos aprendido a agachar la cabeza, a portarnos bien, a no decir nada. Ahora cuando podemos hacer uso de nuestra servil costumbre para no ser alcanzados por las balas, no debería extrañarnos que nos arrojen al ejército en las espaldas. Nos silenciaron los intereses académicos, las pugnas personales, nuestras alegrías pequeñas (siempre maravillosas), nos silenciaron los monitores.

Vemos los televisores en silencio, frente a la pantalla de esta computadora escribo esta elegía en silencio. ¿Por qué me sorprende entonces haber callado? ¿Por qué me indigna el enmudecimiento del horror? Dejamos entrar al enemigo en nuestras casas. No es un gobierno corrupto y ambicioso contra unos bandidos desesperados y mal entrenados. Es una sociedad muda que ha olvidado que corresponde a ELLA. ¡A ella y no a los gobiernos, a ella y no a la policía! Ser consciente de la violencia en la que es sumergida a diario. Violencia multidireccional, de izquierda, de derecha, de centro, de arriba en los cielos, de abajo en los barrios.

¿Y qué te dicen cuando comulgas en la iglesia cercana construida con dinero de aquellos que usan las armas? “Reza”, “Ten fe”, “Recupera los valores cristianos”. Rezos dirigidos a un ejército de santería. Fe que es la misma con la que se dan a diario los “tiros de gracia”. Valores mortíferos, palabras vacías en las que caben hasta las balas.

Vivimos el gobierno totalitario de la violencia, y no saldremos de ella con vida a menos que nos alcemos, no en armas ¡LA VIOLENCIA NO NOS SACARÁ DE SÍ MISMA! A menos que dejemos de callar, de voltear la vista, de superar para estar bien, a menos que dejemos el escepticismo, la crítica baldía.

Todos hemos callado y nuestro silencio ha dejado paso a los disparos y los discursos hipócritas. Es hora de empezar a alzar la voz, aunque no seamos nosotros, como individuos, a prueba de balas.

martes, 4 de enero de 2011

Sobre Penélope y las llamas


Me he tomado el atrevimiento de hacer mías estas líneas que fueron redactadas por el Poeta del Caos, un colega sin precedentes, el fuego que me ha hecho quemar las naves.

Penélope y las llamas de "2509km"

No me importa el papel que representes
Siempre serás mis letras
Mujer infalible
Persígueme y juguemos el juego de las sombras :

Tengo yo dos ojos mujer para mirarte
Más profundos sin embargo son mis recuerdos
Tengo boca mujer para decirte
Todos los muertos con los que cargo.

Entre noches oscuras nacieron tus cabellos
Fuegos que parieron a las albas
¡Qué destino de poeta más certero !
Encontrar la cuna de los mares.

Vienen a morar en tu vientre todas las criaturas
Las ha convocado el centro de tu ombligo
Vanidosa perfección que no hace ruido
Mientras lucha mi vientre con el vientre tuyo.

Siento callar las campanas
De la muerte prematura del retoño
Escucho cantar las oscuras aves
Vienen del árbol insensato de las risas.

Ya conozco mujer esos mares asabaches
Me ahogaron sus sirenas mudas
Extasiadas en el vuelo de la espina.

Ya conozco también los elementos
Risa
Cuerpo
Ritmo
Beso

No quiero enfrentarme a tus hogueras primitivas
Lanzan chispas a la espalda trémula del miedo
Presiento mujer
Tus despedidas
Enviaras bestias grises
Se tragaran todos los relojes
Detendrán todos los vuelos
Violarán la luz
Esparcirán un sabor de alquitrán en los espacios
Ya presiento mujer
Tus despedidas.


En: http://ikarusflight.blogspot.com/

lunes, 3 de enero de 2011

De vientres y prodigios.


Lo sé preciosa, lo sé de sobra. Tu afición por la suave cadencia del óleo, de tus ojos sorprendidos y tu cabello, de tu arrogancia suspendida y la multiplicidad de tus labios. Lo sé, porque basta con imaginarte, para tocarte la espalda baja y colocar bálsamo a las prodigiosas plantas de tus pies, el color de tu lente para capturar la esencia vagabunda de la poesía... Virtuosa mujer que emergió de mi ausencia.
Obligada me veo a turbar la necesidad que tienes de saber que eres imprescindible en la trama escrita y re editada. Misma ninfa, bacante que en otra tierra sublimó a los dioses. Percibo a mi amado en tus líneas, y en algunos días de tu semana. Hablemos el mismo idioma, preciosa, que aún no se ha inventado otro, ni hay "otras" palabras, para nombrar a las cosas, cosas: Llanas, simples, alejadas de la turbulenta demagogia, de los discursos que justifican tu estancia y no por ello la lírica las habita menos.
De ti no me habla la imagen que evoco por las noches y me produce sobresalto, me habla tu siniestro lunar, y las veces que tu nombre se ha cruzado con caminatas interferidas, deshoras y llanto.

No busques más preciosa, quedarte en la curiosidad y el eco de lo evidente, no seas más instante, desliza los codos y las pestañas donde puedan amanecer, donde el desvelo y no el café sea la meta.
Aceptemos, preciosa, que el incendio ha iniciado, que tu saliva, sólo engrandece ésta inundación, que los vientres nuestros, antes de pensarlos, ya habían sido consagrados al germen o la erosión.
No juegues más a creer que puedes confundir la ruta del viento o la palabra, preciosa, deja de jugar a la comuna, y de pintarte los labios, de esperar y no soltar la esfera y el instante.
Preciosa, lava tu sexo en los nenúfares hasta que se disipe el sabor de la contradicción.
Regresa a casa, segura de que la tormenta plaga calles y las oquedades del poeta.